Cuando cumplí los quince años ya sabía conducir el coche de mi padre a la perfección, no era de extrañar verme conducir el coche de un sitio para otro eso si, en el campo, en una finca que tenemos a unos kilómetros del pueblo, allí los caminos son de tierra y apenas transitados por lo que mi padre me dejaba conducir. La verdad es que me encantaba manejar ese pequeño coche ya casi destartalado, soñaba con el momento de cumplir la mayoría de edad y poder sacar el carnet de conducir más pronto que tarde.
Y así fue, en la fecha en la que cumplí los dieciocho me apunte a la autoescuela y me saque mi añorado carnet. Al poco tiempo me compré un cochecillo pequeño, demasiado pequeño para mi gusto pero que por consejo de mi padre acabe comprando para empezar mis andaduras por las calles y carreteras, yo estaba acostumbrado a conducir entre caminos y no en calles transitadas. No tuve muchos problemas la verdad, en un par de salidas le cogí la mano a las calles.
Fue entonces cuando tomé la decisión de comprar un coche mayor, algo que me permitiera llevar bultos a la finca y ayudar a mi padre en las tareas del campo. Me dirigí a desguacesmelli y busque entre todos los coches que tenían a la venta, y me decidí por un todoterreno, uno no muy grande pero que me encantó, y me lo compré ese mismo día. La mejor compra que pude realizar, el coche resultó ser una maravilla, totalmente revisado y en garantía de todas las piezas, una verdadera ganga tal y como están las cosas hoy en día.
Ha día de hoy todo sigue igual, el coche no me ha dado ningún problema mecánico, en el desguace me garantizaron que el coche era de los mejores que podría encontrar y era cierto.
Al final al coche le damos uso todos en casa, mi madre a veces se lo lleva a la compra, mi padre siempre está con el por el campo por que es más grande y tiene más capacidad para transportar las cosas de una casa a la otra, y yo, pues yo lo utilizo cuando me dejan, es curioso, al final voy en bicicleta a todos sitios y la verdad es que mi cuerpo lo agradece porque me estoy poniendo en forma sin pretenderlo.